Dime cómo RESPIRAS y te diré cómo te EMOCIONAS

Copia de Poema Antonio Colinas

A partir de Enero Septiembre comenzamos un camino que nos llevará a un mejor conocimiento de nuestra personalidad emocional, nuestro estilo para relacionarnos con nosotros mismos y los demás.

Una senda de autoconocimiento donde ahondaremos en las estructuras únicas y personales que conforman cada una de nuestras maneras de emocionarnos; a través de diferentes aristas, como la respiración, nuestra capacidad expresiva, cuáles son nuestros movimientos al sentir diferentes emociones, o cómo las pensamos o ‘juzgamos’.

Durante las primeras sesiones ahondaremos en la RESPIRACIÓN. A través de una serie de propuestas vivenciales y teóricas vamos a explorar cómo de fluida es nuestra respiración, y cómo se relaciona esa fluidez con cada emoción.

La emoción vive en la respiración. Si no respiramos matamos la emoción.

Los adultos (a diferencia de bebés y niños pequeños) solemos respirar de manera cortada o limitada. Es decir, no es habitual que nuestras inspiraciones sean amplias y completas (desde la nariz o boca hasta el bajo vientre), dejando sin utilizar alguna parte de nuestro aparato respiratorio.

A nivel energético la respiración es la que trae el aporte de oxígeno necesario para que la emoción fluya y siga su curso (crezca, se exprese, sea acogida y desaparezca). Por esto, cuando no respiramos ampliamente la estamos ahogando.

«La sensibilidad está determinada por la respiración y el movimiento. Un organismo siente sólo lo que se mueve dentro de su cuerpo […] La motilidad de todo el cuerpo se reduce cuando se restringe la respiración. En consecuencia, contener el aliento es la manera más efectiva de cortar la sensibilidad.»

Seguro que nos resulta familiar esa escena de tristeza ahogada. Cuando estamos tristes y no respiramos es frecuente que no surjan lágrimas ni sonidos de queja. La persona ahoga la tristeza, ahoga el curso de la emoción cortando la respiración. No salen lágrimas, suspiros ni mocos, manteniendo una actitud de contención. Contiene todo, primero su respiración, y automáticamente corta lágrimas, mocos, y su voz.

dandelion-463928_1920Por el contrario, si asistimos a una escena de fluidez emocional, veremos como la persona entra en un diálogo con su cuerpo emocionado. Siente sus lágrimas, suspira, se queja, no juzga la emoción cortándola, y poco a poco va bajando el nivel energético y reposando la escucha del significado de esa emoción. Esta situación suele finalizar con espacios de serenidad y liberación. La persona que ha dejado la emoción correr, sin apegarse a ella, pero sin obstaculizarla, suele sentirse libre, serena y auténtica.

«Así como las emociones fuertes estimulan y profundizan la respiración, se da también a la inversa, la estimulación y la profundización de la respiración pueden causar emociones fuertes.»

Os invito ahora a que recordéis la última vez que reísteis a carcajadas. La risa sonora está íntimamente ligada con la respiración. Si se vive la carcajada sin resistencia podemos experimentar como se abre el canal respiratorio desde la boca hasta el bajo vientre. Y qué común es que la carcajada finalice con un suspiro con el que parece que regustamos el buen sabor de tener el pecho y el vientre bien abiertos. Con la risa vibramos, la vibración es energía vital recorriendo nuestro cuerpo, eso que se ha llamado Chi o Qi en las filosofías orientales, pulsión en psicoanálisis, u orgón en los inicios de la Bioenergética. Esta movilización energética es la naturaleza de del ser vivo, sin embargo a través de nuestras experiencias vitales podemos haber aprendido a manejarla cortándola, limitándola, al fin y al cabo, ahogándola.

¿Viene alguna imagen a vuestra memoria si os pido que recordéis a alguien que tiende a cortar su risa, que parece tener miedo de reír o que pide perdón si ríe más alto de lo normal? Aún teniendo asociada la alegría a valores más positivos que las demás emociones, también la sometemos a juicios que coartan la vitalidad en el sentirla.

«¿Por qué son tantas las personas que tienen dificultades para respirar plena y fácilmente? Porque respirar crea sentimientos y las personas temen sentir. Temen sentir su tristeza, su irritación y su temor. Cuando eran niños contenían el aliento para dejar de llorar, se encogían de hombros y apretaban el pecho para contener la irritación y constreñían la garganta para evitar gritar.»portrait-317041_1920

Pensad cómo vivís vuestro ritmo respiratorio cuanto sentís Ira, o cuando sentís Miedo. ¿Se acelera?, ¿qué le ocurre a vuestros hombros, al pecho o a la tripa?, ¿podéis gritar, patalear, temblar?, ¿se dispara el llanto?.

Nuestra manera de respirar dejará fluir o no las emociones. Desde un nivel si se quiere simbólico cada inspiración nos llena, es un acto de determinación y exigencia, en el que nos permitimos coger del mundo lo que necesitamos, deseamos y queremos.

Cada espiración es el vaciamiento, es el acto de entrega que parte de esa confianza básica que necesitamos para tomar el riesgo de vivir. Si no nos vaciamos no nos podremos llenar, así cuando no nos entregamos (no confiamos, no soltamos) quedamos atascados sin poder llenarnos con nuevas experiencias.

Vivir con alteraciones en estos patrones respiratorios es algo en lo que estamos el común de los mortales, algunos tenderán más a bloquear la inspiración y otros la inspiración. Pero ambos AHOGAN LA EMOCIÓN.

Por ello, os esperamos en ENERO. Durante las primeras sesiones del programa exploraremos nuestros patrones, habilidades, características y dificultades en nuestra manera de respirar, así como su relación con las emociones.

Para una respiración amplia, una vida viva y una emocionalidad libre.

 

*Citas de Lowen, A. «La experiencia del Placer».