NUESTRO SENTIR

El iniciador del Centro de Relaciones Interpersonales José Beltrán eligió la mariposa como su símbolo, y el “buen-vivir” como lema, para nuestro trabajo.

La mariposa ha sido asociada al alma desde muy antiguo. Psique era la diosa del alma, representada con alas en la espalda. La palabra psijé significaba mariposa en griego.

El alma, la mente, la persona, delicada como una mariposa, pasa por diferentes etapas hasta alcanzar el placer en el vuelo, y la armonía del “buen-vivir”.

Lejos de nacer con la exuberancia y colorido a la que la asociamos, la cuna de la mariposa es vegetal y terrestre. Sus primeros tiempos como oruga tienen poco de elegante, teniendo que aprender a transitar los duros suelos, antes de transformarse y gozar del aire. Tendrá que aprender a retirarse en su crisálida, a desprenderse de su forma, a atravesar un abismo biológico para cambiar de estado, de cuerpo, atreviéndose a ser lo que en realidad es: la mariposa de alas coloreadas que una vez conquista la tierra, puede ya surcar los aires gozando de su vuelo, de su ligereza.

Imaginémonos a esa mariposa aprendiendo a confiar, más o menos dubitativa, en sus pasos de oruga, enfrentándose al miedo del repliegue en su crisálida. Con momentos de crisis de identidad, preguntándose perdida si será realmente una mariposa de bellas alas. Con esa metáfora entendemos la esencia de las personas que vienen a pedirnos ayuda, la complejidad del Ser, que va desde la ternura necesaria de la oruga, pasando por la dureza de la crisálida, hasta la delicadeza sensible de las alas de mariposa.

La mariposa nos enseña con su ciclo vital lo que significa la transformación y el crecimiento. Los seres vivos pasamos por etapas en nuestros ciclos que se nos asemejan a veces menos transitables, sentimos miedo y angustia, experimentamos atascos en nuestros caminos, y pensamientos de duda y ansiedad. Las personas-mariposa nos enfrentamos a etapas de profunda transformación en nuestro camino al placer del vuelo. Sin embargo, el sentirnos perdidos, agotados e inquietos en el tránsito de las mismas es frecuente.

Partiendo de esta manera de entender llevamos a cabo labores de acompañamiento a las personas que como la mariposa transita alguna etapa difícil. Basándonos en conocimientos y herramientas humanistas y holísticas. Con el respeto de las filosofías que ponen la vida en el centro de la experiencia terapéutica, entendemos a la persona como un sistema complejo, donde lo emocional, mental y corporal tienen la misma relevancia y merecen la misma atención.