Siempre consideré una suerte sentir esa seguridad de la vocación, del gusto y placer por hacer algo. Yo lo sentí desde temprana edad hacia la Psicología, y una vez llegué a la carrera en Madrid, fue fácil disfrutar del camino, aún con sus piedras y tropiezos.
Considero, como aprendí de mis maestros, que esta profesión tiene siempre un doble sendero: la formación profesional y el proceso personal, uno no puede situarse en la posición de ayuda cuando no ha trabajado consigo mismo. Gracias a mi familia profesional, que me acogieron y aconsejaron desde los inicios, comencé pronto el proceso terapéutico personal, y con él una línea de trabajo basada en la vivencia, que me condujo al Psicoanálisis. Recién terminada la Licenciatura en Psicología realicé el Curso sobre Clínica Psicoanalítica (Curso Especialista Universitario en Clínica y Psicoterapia Psicoanalítica: el Niño y su Familia). La formación con la gran terapeuta Emilce Dio Bleichmar me ayudó a profundizar en la comprensión de la complejidad del ser humano, a fortalecer las bases teóricas y desarrollar eso que llaman el ojo clínico. Aprendí la importancia de la apertura al diálogo entre todas las escuelas, corrientes y disciplinas, el enriquecimiento de la conjunción, y a encontrar puntos en común, más que divergencias.
A partir de 2010 comencé a colaborar con el Centro de Relaciones Interpersonales. Además de la práctica clínica, desarrollé talleres de Educación Emocional, en los que el peso fundamental del planteamiento cae sobre el vínculo de apego. Resultó de vital importancia para mí entender que nuestra manera de emocionarnos tiene que ver con las experiencias que cada cual ha vivido. Las prácticas del taller pretendían ayudar a conocer, enfrentar y acomodar, las características de cada uno, esta fue mi motivación principal. El respeto por el ritmo de cada uno, por las elecciones individuales y la necesidad de aceptación sin juicio se convirtieron en aspectos fundamentales en mi hacer profesional.
En 2012 me instalé en Córdoba, y con ello mi camino de crecimiento personal me llevó a la Biodanza, ampliando mis capacidades de intervención a través de la experimentación propia. Supuso el primer contacto con las técnicas Biocéntricas, aquellos métodos que ponen la vida en el centro de la experiencia. Adquiriendo así herramientas terapéuticas que van más allá de la palabra, más cerca de la esencia de la experiencia, atendiendo el lenguaje del cuerpo.
Hoy en día llevo a cabo la Formación en Bioenergética, en el Instituto de Terapia Bioenergética Anthos del maestro Luis Pelayo. Así como el proceso personal de la terapia bioenergética en CPTG de Sevilla.
- (2008) Licenciada en Psicología por la Facultad de Psicología de la UCM.
- (2010) Especialista Universitario en Clínica y Psicoterapia Psicoanalítica por la Universidad Pontificia Comillas de Madrid.
- (2012) Máster en Psicoanálisis y Teoría de la Cultura por la UCM.
- En formación. Personterapia Bioenergética. Instituto de Terapia Bioenergética Anthos.